Cierro mis ojos y te veo ahí, con tu carita tierna de mirada atenta, vienes a mí y euforico me besas, meneas tu rabito y brincas sin parar, dandome una bienvenida muy singular, entonces te digo: ¡Cuidado chiquito que me ensucias! pero luego me invade tu emoción y dejando de lado posturas te abrazo. Por un momento me sacas de la realidad para trasladarme a tu magico mundo, donde solo existe agradecimiento profundo. Solo tú logras que se quiebre mi firmeza, para convertirme tan solo en instantes, en un ser sin voluntad que solo quiere, jugar y reír y soñar.